Del niño al adulto: las etapas del crecimiento
Un ritmo para cada ser El crecimiento es el resultado de la multiplicación de las células y de su aumento de volumen. Los diferentes órganos tienen un ritmo de crecimiento propio. El cerebro, por ejemplo, crece muy rápidamente: en el primer año alcanza la mitad de su peso definitivo, y a los 7 años alcanza ya el 90 por 100 del mismo. Por el contrario, el desarrollo de los órganos genitales es muy lento hasta los 10 años. La maduración del esqueleto requiere unos 14 años por término medio. La osificación, es decir, la calcificación del cartílago, se prolonga desde el período fetal hasta la adolescencia. Los «puntos de osificación», visibles con una radiografía, se van revelando progresivamente, siguiendo un orden riguroso. Solamente en la mano y la muñeca aparecen 30 de estos puntos; la formación del último hueso de esta zona, el sesamoideo del pulgar, coincide casi exactamente con la pubertad. En este aspecto, como en tantos otros (dentición, aprendizaje, etc.), las niñas suelen ser más avanzadas que los niños de la misma edad, y esta diferencia no se nivela hasta la época de la madurez.
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