Nadie puede prever lo que será el futuro dentro de veinte, de cincuenta años, de un siglo. Pero las posibilidades que hoy ofrece la evolución de la técnica astronáutica son muchas. ¡Sólo hay que elegir! Una explotación del espacio bien podría tener una aplicación fundamental a comienzos del s. XXI: el abastecimiento de energía solar a la Tierra. Proyectos actualmente en estudio proponen la puesta en órbita geoestacionaria de inmensos colectores de energía solar, que transformen ésta directamente en electricidad, antes de enviarla hacia la Tierra en forma de un haz de ondas hiperfrecuencias. Con un peso de unas 50.000 t, con una superficie de 50 Km2 y provistas de una antena de 1 Km de diámetro, estas centrales se reunirían en el espacio, a partir de elementos aportados desde la Tierra, mediante una numerosa flota de naves y de lanzadores pesados reutilizables. Pero, según un físico americano, G. K. O'Neill, sería más interesante construir esas centrales con...