El resurgir de china

21/02/2018 13.180 Palabras

EL SIGLO XIX Caracteres generales del período • En el siglo XIX, China es gobernada –desde hace ya ciento cincuenta años– por emperadores de la dinastía manchú. Los manchúes eran un pueblo de raza tungusa, instalado en el nordeste de China, que todavía en el siglo XVII se denominaban los ju-tchen. Se liberaron de la dominación china bajo la dirección de su jefe Nurcha-tchi (proclamado primer «emperador» de los ju-tchen el 17 de febrero de 1616; vivió de 1559 a 1626) y de su hijo Abahay (1592-1643), que dio a su capital el nombre de Che-yang (Mukden) y cambió, en 1635, la denominación de su pueblo: en lo sucesivo los ju-tchen se llamarían manchúes. El hermano menor de Abahay, Dorgon, en 1644, después de tomar Pekín, instala a los manchúes en el trono de China, y una de sus primeras leyes obliga a todos los chinos a llevar la trenza en señal de vasallaje. El nombre dinástico de los emperadores manchúes era el de Ts’ing. Al primer emperador manchú (Chuen-tche, 1638-1661, emperador en 1651) le sucedió K’ang-hi (1662-1722), que firmó con los rusos el Tratado de Nerchinsk (1689) –primer tratado firmado con una potencia occidental– relativo a la región del río Amur, y que guerreó contra los eleutes (mongoles occidentales) acaudillados por el rey Galdan (1632?-1697). K’ang-hi fue un buen administrador del imperio y ordenó la compilación de la historia de los Ming. Después del desvaído reinado de Yong-tchen (1723-1735), K’ien-long (1736-1796) tuvo un reinado casi tan largo como el de su abuelo y caracterizado por guerras victoriosas en Turkestán y en Annam, por el aumento de la centralización y por el desarrollo de las artes. K’ien-long atrajo a su corte a algunos occidentales (sobre todo misioneros) que se convirtieron en sus ingenieros y arquitectos, desarrolló el comercio con Europa (los ingleses de la East India Company en Cantón), y después –por xenofobia– cerró despectivamente todos los puertos de China a los extranjeros (excepto Cantón) y dirigió al rey de Inglaterra Jorge III una carta altanera y desdeñosa (1793).

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