ALGUNOS RASGOS DE LA GEOGRAFÍA FÍSICA La diversidad de Europa desde los puntos de vista del relieve, de su estructura y formación geológica, del clima y de los tipos de paisajes, del poblamiento y étnico, etc., se ve acentuada por varias órdenes de contraste: entre el norte y el sur, como también entre el este y el oeste, entre las partes insulares (8 % aproximadamente de la superficie total) y las continentales. Dentro de estas últimas otro 25 % lo representan cuatro penínsulas: tres mediterráneas (la Ibérica, que tiene, además, una amplia fachada atlántica, la Italiana y la Balcánica) y una nórdica (Escandinavia). En los sectores delimitados por el océano Glacial Ártico y el Atlántico se forman varios mares secundarios: el de Barent (que se continúa en el mar Blanco), el mar del Norte y el Báltico –comunicados por estrechos–, así como el amplio golfo que es en realidad el Cantábrico y en el archipiélago británico, el mar de Irlanda. En el sector meridional bañado por el Mediterráneo, el desarrollo costero viene procurado por otros varios mares que se adentran en la masa continental: el Adriático, el Jónico y el Egeo, éste comunicado a su vez con los mares del sector oriental (el de Azov, el de Mármara y el mar Negro) por los estrechos del Bósforo y los Dardanelos. En el norte y en el oeste abundan las costas escarpadas y recortadas: los firths de Escocia, los fiordos escandinavos, las rías gallegas (España); en el sur, los litorales acantilados (Costa Brava, en el extremo nordeste de la península Ibérica). Las costas de las llanuras y cuencas sedimentarias centrales del continente –gran conjunto que parte del golfo de Vizcaya (en el Cantábrico, entre Francia y España) y sigue hasta la Rusia, con una prolongación en la cuenca del Támesis, en Inglaterra– tienden a ser rectilíneas, bastante más uniformes al este que al oeste.