Las investigaciones en marcha Aunque conocemos bastante bien —sobre todo gracias al descubrimiento del código genético— los mecanismos que presiden la transmisión de los caracteres y su expresión en una célula determinada, conocemos mal, sin embargo, las modalidades de la diferenciación celular. Ciertamente, la embriología clásica ha llegado a describir las grandes etapas del desarrollo de los embriones, pero la embriología molecular pretende ir todavía más allá, intentando comprender los mecanismos de la diferenciación. Es un problema complejo, ya que todas las células del organismo adulto poseen toda la información genética que debería permitirles, teóricamente, desarrollar todas las funciones de los tejidos. Sin embargo, esto no es así. Si se hubiera producido este fenómeno durante el desarrollo embrionario, el resultado no hubiera sido un ser organizado, sino una masa de células equivalentes, tanto en su forma como en su función. Es preciso, pues, admitir que algunos genes no se expresan (es decir, que no sintetizan las proteínas) más que en ciertos momentos y en algunas células, mientras que son reprimidos en otras. Gracias a las investigaciones de los franceses Jacques Monod y François Jacob, sabemos hoy que existen en las bacterias procesos de regulación genética en los que algunos genes quedan bloqueados, mientras que otros pueden manifestarse. Pero aun así, no podemos afirmar que existan mecanismos de regulación idénticos a estos en los organismos multicelulares, como el hombre; esto se debería a que los procesos de regulación bacteriana son, por lo general, reversibles, mientras que los que conducen a la diferenciación celular en el embrión suelen ser, frecuentemente, irreversibles (una célula del corazón, por ejemplo, no se diferencia nunca para dar lugar a una célula del cerebro). No obstante, ciertos fenómenos de regulación genética intervienen necesariamente a lo largo del desarrollo embrionario.