Los orígenes de la mesopotamia
LA ASIRIOLOGÍA Redescubrimiento de la Mesopotamia De los grandes imperios establecidos en Mesopotamia, la Antigüedad clásica había conservado muy poco: en lo referente a estas naciones, no nos queda nada que equivalga a las descripciones de Heródoto relativas a Egipto. Solamente los libros religiosos judíos (la Biblia), recogidos por el cristianismo, dieron a conocer Babilonia, los asirios o los persas a los hombres de la Edad Media. Un judío español, Benjamín de Tudela, que en 1160 viajó por lo que son hoy Irán e Irak, señala la existencia de importantes ruinas en estas regiones. Viajeros italianos, como por ejemplo Josafat Barbaro (1413-1494), conocían la existencia de las grandiosas ruinas de Persépolis, y, a comienzos del siglo XVII, Pietro Della Valle (1586-1652) copiaba inscripciones mesopotámicas y las daba a conocer a los sabios europeos. Esta escritura parecía aún más extraña que la de los jeroglíficos egipcios. Como estaba compuesta de signos en forma de clavos o de cuñas, recibió más tarde el nombre de escritura cuneiforme (del latín cuneus = clavo).
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