... ahogándose en una silla al lado de la puerta, apoyaba la mano sobre su seno de nanquín y se sentía tan indispuesta, que yo me consideraba muy dichoso desembarazándome de ella a costa de mi aguardiente ...
... tanta atención, que por eso los políticos reyes de la China señalaron dos ciudades, Panquín y Nanquín, para sillas de su grandeza, atendiendo, ya a la propia comodidad en la alternación de estancias ...
... voz y su corpulencia. Estaba muy bien vestido, con traje azul, chaleco a rayas y pantalón de nanquín. Su camisa y su corbata de batista eran tan blancas y tan final, que me recordaban, en mi errante ...
... único resto (según decía) del festín de la víspera. Estuve a punto de caer sobre su seno de nanquín y de exclamar en mi arrepentimiento sincero: «¡Oh mistress Crupp, mistress Crupp; no me hable ...
... seis se morirían cinco, aunque sólo fuera de vivir bajo el mismo techo que esa mujer vestida de nanquín con su falda de franela. Tengo algo de dinero contante, y creo, con vosotros, que lo mejor ...
... con nosotros. Era una señora gruesa, con una falda de franela de volantes debajo de un traje de nanquín.-Deseamos ver las habitaciones que alquila usted, señora --dijo mi tía.-¿Para este caballero ...
... momento mistress Crupp no pudo hacer otra cosa que tener apoyada la mano sobre su seno de nanquín y tomar fuerzas preventivas contra la vuelta de su enfermedad, sorbiendo su medicina. Por fin me dijo ...
... quedaba un botón, que mantenía abrochado, sin duda con el deseo de guardar las formas. Un chaleco de nanquín dejaba ver un plastrón ajado y lleno de manchas. No llevaba barba, esa barba característica ...
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