... río Nájima, al que afluyen los arroyos de Cañada Seca y Cañamaque, y los barrancos de las Arenillas y Reojo. Terrenos constituidos por calizas del Mioceno y depósitos aluviales del Cuaternario. Suelos ...
... . ¿Adónde iré yo?Mientras tanto, el borriquillo, desde el borde del camino, seguía mirándolo de reojo.-Acércate, golosina mía. No puedo ir hasta ti, el ronzal no alcanza.Pero el cardo no respondió ...
... inteligencia. Las jovencitas paseaban con aire grave por entre los jugosos juncos, mirando de reojo a sus congéneres. De este modo se trababan amistades, y a cada tres pasos se detenían para zamparse ...
... selvas y elefantes salvajes, y la anciana escuchaba atentamente, dirigiendo miradas de reojo a las macetas de arcilla en figura de elefantes.-¡Me parece casi que los veo -decía. Entonces, el farol ...
... preparar.-Huelo a carne fresca, otra vez te lo digo -repuso el ogro mirando de reojo a su mujer- aquí hay algo que no comprendo.Al decir estas palabras, se levantó de la mesa y fue derecho a la cama ...
... de la granja. Era el padre cigüeña que dirigía un discurso a su familia, la cual miraba de reojo a los dos jóvenes del huerto.-El hombre es la más presuntuosa de las criaturas -decía la cigüeña ...
... más simples del magistrado le sonaban a atrevidas y exageradas. Se consideraban mutuamente de reojo, y cuando las cosas se ponían demasiado tirantes, el bachiller hablaba en latín con la esperanza ...
... de dirección en el poder”.Un día Calígula invitó a cenar a los dos cónsules y, tras mirarles de reojo, exclamó riendo: “Lo que encuentro gracioso es que, moviendo tan sólo un dedo, puedo haceros ...
... a la altura de la cadera. Si lo llevas con las dos manos, a la altura del pecho. No mires de reojo; no contestes con voz fuerte; no te sientes con las piernas separadas; no te eches en la cama ...
... Zaydun, a pesar de sus virtudes,Maldice de mí injustamente y no tengo culpa alguna;Me mira de reojo, cuando me acerco a él,Como si fuese a castrar a su ´Alí.» Wallada, Poema de los siete ...
... , para despedirse de los deudos del nuevo habitante que allí dejaban, los de la comitiva podían, de reojo, leer a ambos lados de la calle principal, en modestas cruces, o en lapidas toscamente ...
... símbolo de dignidad humana.Cuando don Ruperto sacaba el pañuelo, don Braulio lo miraba de reojo con atención suma; solía sorprender zurcidos muy bien hechos; manchas, nunca.Y sin embargo, no se rendía ...
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