Consideraciones previas
Sobre el concepto «animal» En primera instancia, el Diccionario de la Lengua Española incluye, sin citarlas, a las personas en el término «animal»: «Ser orgánico que vive, siente y se mueve por propio impulso».[1] La segunda acepción delimita los sujetos a los «irracionales». Estas observaciones lingüísticas guardan una vinculación directa con líneas de pensamiento que equiparan unos y otros seres vivos. De hecho, la referencia a la capacidad de sentir centra la argumentación de quienes creen en esa igualdad. Además, las dos siguientes acepciones de «animal» se aplican sólo a humanos: «Persona de comportamiento instintivo, ignorante y grosera» y «persona que destaca extraordinariamente por su saber, inteligencia, fuerza o corpulencia».[2]
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