La Escuela de la Restauración: Parte II

La Escuela General Preparatoria para ingenieros y arquitectos (1886-1892). Segundo intento

Treinta años después del cierre de aquella primera Escuela Preparatoria creada en 1848, parecían haberse olvidado los irrefutables argumentos esgrimidos en su día por ingenieros y arquitectos para decretar el punto y final de una convivencia imposible. Pero no hace falta irse tan atrás. Poco después de convertirse en director de la Escuela, José Jesús de Lallave redactó una memoria histórica sobre lo que había sido la enseñanza de la arquitectura en España hasta entonces (1875), con el fin de que sirviera de preámbulo al nuevo reglamento; en ella califica de “cambio poco favorable” el producido a raíz de la creación de la Preparatoria, dado que el carácter específico de los conocimientos requeridos por el arquitecto exigía, respecto a la enseñanza de las ciencias auxiliares que le sirven de fundamento, un método y una elección que no podían avenirse con la “generalidad investigadora” de establecimientos puramente científicos. Las matemáticas podían tener idéntica aplicación a diferentes carreras, pero su estudio debía acomodarse a la índole especial de cada una de ellas: los alumnos de la Preparatoria llegaban a la de Arquitectura con más instrucción de la que —relativamente— necesitaban en ciertas asignaturas, siendo muy escasa en otras que para ellos resultaban indispensables[1]. ¿Cambió de parecer el director diez años después? Es probable que no.

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