Alimentación transgénica
La alimentación transgénica El ser humano lleva milenios alterando genéticamente las plantas mediante la selección de semillas o el cruce de variedades de una misma especie. Los agricultores neolíticos domesticaban las variedades silvestres a base de repetidos ciclos de selección artificial según criterios de recolección o floración con el objetivo de mejorar la cosecha. Si los métodos tradicionales de hibridación consisten en cruzar organismos emparentados con dotaciones genéticas similares, la ingeniería genética permite la modificación selectiva de los genes de un organismo por inactivación de los ya existentes o por introducción de genes de otra especie (transgénesis). La incorporación de esta actividad supuso un avance cualitativo al combinar en el laboratorio varias especies no emparentadas filogenéticamente. Los organismos genéticamente modificados (OGM) son todos aquellos (plantas, animales y bacterias) cuyo genoma es manipulado, la mayoría de las veces con la introducción de genes de otras especies, para mejorar sus condiciones naturales (resistencia a plagas, crecimiento en condiciones medioambientales hostiles, maduración retardada). Una planta transgénica se obtiene al integrar en la información hereditaria de su ADN (o genoma) dos o tres genes adicionales de otras especies con el objetivo de transferirle ciertas cualidades. Los genes con las cualidades deseadas de ADN se aíslan mediante enzimas y se añade al propio ADN de la planta usando varios métodos. Uno de estos procedimientos consiste en insertar un gen bacteriano en un organismo al que se transfiere parte de su ADN. Otro método más versátil se sirve de un dispositivo que impulsa partículas microscópicas genéticas revestidas de tungsteno o de oro en las paredes celulares de la planta. En ambos casos la célula puede desarrollarse en la planta con las cualidades deseadas. El primer alimento modificado genéticamente, comercializado en Estados Unidos en la década de los ochenta, fue un tomate con la producción de etileno suspendida con el fin de ralentizar su proceso de maduración y prolongar su conservación. Más del 70% de las variedades biotecnológicas se han desarrollado en busca de una mayor resistencia a los herbicidas. En la mayoría de los restantes se ha introducido un gen de la bacteria ?Bacillus thuringiensis? (Bt) que produce un insecticida natural. Existen en el mundo 67 organismos transgénicos autorizados. Los ejemplos más característicos son el maíz resistente a las plagas, los tomates capaces de crecer en suelo salinizado, una soja que resiste un herbicida, frambuesas que soportan sequías y heladas y patatas con menor capacidad de absorción del aceite de la fritura. El arroz dorado, un cereal transgénico capaz de producir provitamina A, cuya carencia causa ceguera irreversible, fue liberado de patentes para los países más pobres por sus inventores Ingo Potrykus y Peter Beyer. Actualmente se están desarrollando plantas de arroz con una producción de trialosa capaz de impedir la destrucción de células por efecto de la sequía o la salinidad del suelo. Otras variedades como las berenjenas, cacahuetes, guisantes y kiwis se encuentran pendientes de autorización. En mayo de 2004 la empresa estadounidense Monsanto suspendió su plan de introducir en el mercado el primer trigo modificado genéticamente, debido a la intensa oposición de grupos ecologistas. El trigo Roundup Ready había sido modificado para tolerar el herbicida Roundup, también comercializado por Monsanto. La superficie mundial dedicada a los principales cultivos transgénicos pasó de 1,7 millones hectáreas en 1996 hasta alcanzar las 114,3 millones en 2007, un 12% más que en 2006, según el informe anual publicado en febrero de 2008 por el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (Isaaa, de sus siglas en inglés). Estados Unidos ocupaba el primer lugar en 2007 con 57,7 millones de hectáreas de superficie cultivada, seguida de Argentina con 19,1 millones, Canadá con 7 millones. Brasil fue el país que experimentó mayor crecimiento absoluto con 3,5 millones de hectáreas y hasta alcanzar un total de 15 millones de soja tolerante a los herbicidas y algodón Bt. El informe de Isaaa destaca el aumento proporcional de India en 2007 con un incremento de la superficie de un 62 por ciento, hasta los 6,2 millones de hectáreas de algodón Bt, seguido de China que cuenta con 3,8 millones de hectáreas de este cultivo transgénico. Las semillas modificadas genéticamente más cultivadas son la soja biotecnológica con 48,4 millones de hectáreas, el maíz con 19,3% millones, el algodón con 9 millones y la canola ?colza- con 4,3 millones. Las modificaciones genéticas más comunes se corresponden con la tolerancia a herbicidas (77%), la resistencia a los insectos (15%) y ambas aplicaciones (8%). El reino vegetal no es el único manipulado genéticamente, se han diseñado salmones con genes que estimulan su hormona del crecimiento. El informe de la ISAAA señala que en 2007 el número de países que sembraron cultivos biotecnológicos se amplió a 23, de los que 12 son países en vías de desarrollo y 11 industrializados.
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