De Cartago a Sagunto : 16
De Cartago a Sagunto : 16 de Benito Pérez Galdós No me afligieron más de la cuenta estos siniestros augurios. Envuelto en la toga de mi resignación, esperaba sereno las derivaciones probables de mi cautiverio. Además confiaba en el auxilio de mi divina Madre, que seguramente no me dejaría perecer a manos de aquellos bárbaros. Una noche desperté arrebatado de súbito alborozo y salté del jergón creyendo ver, viendo mejor dicho, el rostro inefable de Mariclío asomado entre los barrotes de mi reja carcelaria. Palabras fervorosas se escaparon de mis labios, y oí claramente esta contestación de la excelsa Señora, mil veces augusta: «Nada temas, hijo: yo estoy al cuidado de ti. Imita mi paciencia, imita mi serenidad ante estas guerras tan inverosímiles ¡ay!, como verdaderas. Estamos dentro de un absurdo vestido de realidad, Carnaval sangriento. Escribiremos una Historia que no será creída por...
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