El perro del hortelano: 64
Acto Segundo 64 Pág. 64 de 95 El perro del hortelano Acto II Lope de Vega TEODORO. No sé, Tristán; pierdo el seso de ver que me está adorando y que me aborrece luego. No quiere que sea suyo ni de Marcela, y si dejo de mirarla, luego busca para hablarme algún enredo. No dudes, naturalmente es del hortelano el perro: ni come ni comer deja, ni está fuera ni está dentro. TRISTÁN. Contáronme que un doctor, catedrático y maestro, tenía un ama y un mozo que siempre andaban riñendo. Reñían a la comida, a la cena, y hasta el sueño le quitaban con sus voces; que estudiar, no había remedio. Estando en lición un día, fuele forzoso corriendo volver a casa, y entrando de improviso en su aposento, vio el ama y mozo acostados con amorosos requiebros, y dijo: «¡Gracias a Dios, que una vez en paz os veo!» Y esto imagino de entrambos, aunque siempre andáis riñendo. Sale la condesa. DIANA. Teodoro. TEODORO. Señora. TRISTÁN. ¿Es...
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