Eva
Adán sintiéndose ardiendo en deseos distintosa todos los deseos que colmaban su infancia,su ser se bañó en la onda de una extraña fraganciay lanzó —ansiosa y trémula— una mirada nueva,al ver tras la cortina de los árboles a Eva. La madre de los hombres, virgen y soñadoraya sentía en su ser la fuerza misteriosa,y mientras contemplaba su cuerpo en una fuente,escuchó entre sonrisa la voz de la serpiente;la serpiente hablaba, irónica y lasciva,y en tanto las palomas, arrullándose arriba,constelaban de cantos el cielo de la fronda. Eva sintió que su cuerpo se estremecía en la onday sintió un calofrío, que gracia de amor es,cuando fue la serpiente a lamerle los pies, entonces por la senda florecida de lirios,se alejó meditando en sus vagos delirios,y, como quien contesta a un íntimo reclamo,mientras se iba alejando iba diciendo: Amo…y Adán que la espiaba, se fue tras de sus huellas,mientras el cielo abría sus primeras estrellas. Cuando estuvieron juntos,...
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