Grito de gloria : 14
Grito de gloria : 14 de Eduardo Acevedo Díaz Una mañana, muy temprano, Guadalupe dirigiose presurosa a la pescadería del norte en busca de pescadillas de rey; bocado predilecto de don Carlos, que ella era muy hábil en preparar, y que a indicación de Natalia tenía dispuesto a lo menos dos veces en la semana. Iba la negra con su canasto al brazo, luciendo un vestido nuevo a listas moradas y un pañuelo de colores vivos cruzado por el pecho, echando miradas por encima del hombro a los pernambucanos del tránsito, cuando al llegar a la calle de San Pedro viose en el caso de detenerse, pues estaba obstruida por un regimiento de caballería. Ella miró con atención. Sabía distinguir los cuerpos del ejército por sus números, aun por sus uniformes; y conocía a sus jefes por haberlos visto muchas veces en revistas y paradas. -¡Hem! -dijo en voz alta con cierta ironía y no poca desenvoltura-. ¿De dónde...
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