La persecución religiosa

02/07/2013 621 Palabras

La persecución religiosa de José María Blanco White ¡Gran Dios, cómo atormenta Con crueldad sin igual, el hombre al hombre! Ya con furia violenta Se arrastran al cadalso y a la hoguera; Ya con malicia refinada y lenta, Impiden la víctima que muera, Y, pues no quiere a discreción rendirse, Buscan cómo obligarla a maldecirse. ¿Y quién es el verdugo, Quién el juez sin piedad? ¿Un sacerdote Del antiguo Moloc infanticida? No; de un Dios (según dice) a quien le plugo, Por amor de los hombres dar la vida. Su ministro se llama y toma el Mote De mansedumbre; Paz es su divisa, Mas ¡ah! qué mal se avisa El que en tal mansedumbre confiado. Duda modestamente Su saber infalible: De repente Verá al Cordero en un León mudado. «No es humano saber, ni saber mío (Responde el Santo Preste, en ira ardiendo) Audaz, mortal, en el que yo confío: Del cielo descendido, Reposó en mí un influjo soberano, Que ha de humillar todo saber humano». ¿Reposó en...

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