La República Popular China
Una dura tarea a realizar «Larga fue la noche y el alba tardó en llegar a esta tierra; durante siglos, los demonios se entregaron a su danza frenética,/y los quinientos millones de hombres estaban separados. Pero ha cantado el gallo, está iluminada la tierra,/y he aquí junto a la música de todas partes (...), la alegría del poeta.» Este poema, escrito por Mao, poco después de la proclamación de la República Popular, expresa la alegría de muchos corazones de los 550 millones de habitantes que entonces tenía China. Alegría que iba unida a inmensos esfuerzos por reorganizar un gigantesco Estado con problemas en todos los frentes: Reeducar a millones de personas para la paz tras 30 años de guerra ininterrumpida, luchar con la ideología del viejo régimen. Hacer frente al aislamiento internacional; al reto de la rearmada Taiwán (sostenida por los norteamericanos); a la amenaza estadounidense en la guerra de Corea (1950), que al acercarse a la frontera china originó la intervención militar de la nueva república, y a su condena posterior por la ONU, acusada de «agresión»; al enfriamiento de relaciones con la URSS; al conflicto del Tibet y los roces fronterizos con la India, etc.
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