Las mil y una noches:127
Las mil y una noches - Tomo II Y cuando llegó la 96ª noche de Anónimo Y CUANDO LLEGO LA 96ª NOCHE Ella dijo: En cuanto al gran chambelán y las tropas musulmanas, apenas amaneció levantaron las tiendas y emprendieron el camino de Constantinia. Mientras tanto, la Madre de todas las Calamidades no perdía el tiempo. Apenas partió el ejército, sacó un par de palomas mensajeras, y ató al cuello de cada paloma una carta dirigida al rey Afridonios, enterándole de cuanto acababa de hacer, y le decía: "Por lo tanto, hay que enviar en seguida al monasterio diez mil guerreros entre los más valientes. Y cuando hayan llegado al pie de la montaña que me esperen allí, pues les entregaré a los dos reyes, al visir y a los cien guerreros musulmanes. Pero debo advertirte que mi ardid no puede realizarse sin que perezca el monje Matruna, guardián del monasterio; de modo que lo sacrificaré al bien común de los ejércitos cristianos, pues la vida de un fraile no es nada...
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