Los corredores
Los corredores de Hans Christian Andersen Se había concedido un premio o, mejor dicho, dos premios: uno, pequeño, y otro, mayor, para los corredores que fueran más veloces; pero no en una sola carrera, sino en el transcurso de todo un año. -Yo he ganado el primer premio -dijo la liebre-. Es natural que se imponga la justicia, cuando en el jurado hay parientes y buenos amigos. Pero eso de que el caracol obtuviera el segundo premio resulta casi ofensivo para mí. -De ningún modo -contestó la estaca, que había actuado como testigo en el acto de la distribución premios. También hay que tener en cuenta la diligencia y la buena voluntad. Así dijeron muchas personas de peso, y estuve de acuerdo con ellas. Cierto que el caracol necesitó medio año para salvar el dintel de la puerta, pero con las prisas se fracturó el muslo, pues para él aquello era ir deprisa. Ha vivido única y exclusivamente para su carrera, y además llevaba la casa a cuestas. Todo esto merecía ser tenido...
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