Rojo y negro: Capítulo LI
Rojo y negro de Stendhal La nota secreta Porque nada cuento que no haya visto; mis ojos han podido engañarme, pero es bien cierto que yo no te engañaré diciéndotelo. Carta al autor El marqués mandó llamar a Julián; brillaban los ojos de aquel con el brillo de la juventud; parecía rejuvenecido. -Vamos a hablar de su memoria- comenzó diciendo-, que, según dicen, es prodigiosa. ¿Se comprometería usted a aprender cuatro páginas y recitarlas luego en Londres? Claro está que sin alterar una sola palabra... Mientras hablaba, el marqués tenía en sus manos el Diario de aquella fecha, e intentaba inútilmente disimular su preocupación y desasosiego, más intensos que en los peores días de su pleito con el vicario general Frilair. Tenía Julián bastante experiencia para comprender la conveniencia de tomar como moneda corriente y de ley la ligereza de tono que fingía el marqués. -No me parece que sea muy entretenida la prosa del Diario, pero si el señor marqués lo...
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