Van Gogh: Obras
NATURALEZA MUERTA (FRUTA, JARRA DE CERVEZA) El año 1880 fue crucial en la vida de Van Gogh: cruzando una larga etapa de crisis interna abandona definitivamente sus ilusionados tanteos para integrarse en el mecanismo social y decide vivir la bohemia convirtiéndose en pintor. El temor a la inutilidad y a la soledad dejó paso a una firme convicción: la de querer ser artista. En ese mismo año comienza a trabajar como profesional de la pintura y se dedica al dibujo como forma de resurrección personal: «A pesar de todo, resurgiré nuevamente, tomaré mi lápiz, que he abandonado en mi gran desaliento, y seguiré adelante con mi pintura. Desde este momento, todo parece haberse transformado para mí.» Al tomar esta decisión todo cambió: «Veo las cosas con ojos distintos de los que tenía antes de empezar a dibujar.» Empezó dibujando con lápiz Faber, pero lo sustituyó por otro basto de carpintero, puesto que pensaba que con este material grafitos en bruto dibujaban Durero y Miguel Ángel. En diciembre de 1881 comienza a pintar en La Haya, en casa de Anton Mauve, casado con una prima suya y valor sólido de la escuela pictórica de la ciudad. Mauve le puso frente a una naturaleza muerta, con unos viejos zuecos, una col y otros elementos. Así surgió su primer óleo y de inmediato, el segundo, que es el que aquí se reproduce: oscuros y planteados según el realismo tradicional, mantienen la rusticidad forzada que se desarrolla desde la simplicidad de la forma y fuerza expresiva características de la pintura de Mauve. Éste le aconseja y corrige, le hace avanzar con rapidez y, aunque pronto rompen la relación, Vincent siempre guardará reconocimiento a su maestro: «Siempre recordaré mi estancia en La Haya con cierta emoción.» Cuando deja la casa de su primo, tiene algunos óleos y acuarelas. El hecho de iniciarse en su trabajo profesional con estas obras tuvo para el futuro artista un doble condicionamiento: la certeza de que la naturaleza muerta estaba en el inicio de todo y una cierta manera de ver las cosas (flores, rincones de jardín, objetos de su habitación...), como si éstas fuesen una naturaleza muerta. Quizás en la predilección por este género, que trató con asiduidad en sus primeros años de pintor, influya no sólo una razón metodológica y pedagógica, sino también una razón comercial, ya que este género pictórico tenía una notable aceptación en aquellos momentos, y Van Gogh buscaba denodadamente obtener algunos ingresos para reafirmarse, ante su familia y su hermano, como persona capaz de ganarse la vida. Otro condicionamiento que marcó al pintor en esta primera etapa fue su predilección por el color negro y los tonos oscuros, siguiendo la tradición de la escuela de La Haya. Por ello entablará largas discusiones por carta con su hermano Theo, ya influido por el colorismo de la pintura parisiense.
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