Tras la Batalla de Alarcos (1195), última victoria importante de los almohades, y con el ejército castellano literalmente deshecho, se vivió en la Península una nueva etapa de dominio almohade y de dificultades para Castilla debido, sobre todo, a la falta de unión y entendimiento entre los distintos reinos hispanocristianos. Pese a estas dificultades, Alfonso VIII de Castilla (1158-1214), aliado con Pedro II de Aragón (1196-1213) y Sancho I de Portugal (1185-1211), con el apoyo del papa Inocencio III (1198-1216) y del arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, consiguió la paz con León y Navarra, y en 1209 reanudó las hostilidades contra los musulmanes. La caída de Salvatierra en manos almohades (1211) puso de manifiesto la necesidad de una alianza entre los reyes hispanocristianos para derrotar al enemigo musulmán.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: