El imperio de Carlomagno
Introducción Después de la convulsión producida por las grandes invasiones del siglo V, la confusión de los espíritus y la desorganización de todas las estructuras eran totales. Un solo cuerpo social había sabido o podido conservar una cierta cohesión y ofrecer al invasor un aspecto de orden y de autoridad: la Iglesia. Las poblaciones romanas se habían agrupado alrededor de sus obispos y habían oído de ellos una palabra de resistencia. Sólo la Iglesia asumió una iniciativa capaz de equilibrar las fuerzas existentes: la conversión de los bárbaros al Cristianismo ortodoxo y, en consecuencia, su adopción en el seno de la civilización cristiana. En el antiguo Imperio de Occidente, víctima del fraccionamiento de los reinos, la Iglesia fue un factor de unión. De esta acción eficaz, asegurándose poco a poco el gobierno de la Iglesia, el papado salió fortalecido, y de finales del siglo VI data una completa organización de la Iglesia que da vida a las futuras pretensiones del papado. Solamente entonces ésta comenzó verdaderamente a imponer su autoridad a la Europa de los bárbaros.
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