[Del ár. an-nazi, tránsfuga]. Subdito de los reyes cristianos unido a los musulmanes por vínculos de amistad o interés. En el transcurso de la Edad Media el término aludía a aquellos hombres, llamados de frontera, que conocían ambas lenguas, la árabe y el romance, y que desempeñaban funciones de espionaje en las tierras cristianas y servían de guías a las tropas musulmanas en sus escaramuzas. En cambio, en otras ocasiones llevaban a cabo las mismas tareas para los cristianos. A éstas deben sumarse la de ser intermediarios o mensajeros entre ambas religiones, debido al conocimiento del medio físico y del aspecto diferenciador como era la lengua. Según Américo Castro “había, en fin, una quinta clase social, la de los enaciados, a caballo entre ambas religiones, y que servían de espías a favor de su bilingüismo”. En algunos momentos asumieron las funciones del adalid –guía del ejército musulmán–y del alfaqueque –redentor de cautivos-. Los enaciados...