Perteneció a la generación de los maestros del plateresco que aunaron arquitectura y escultura. Armonizó el Renacimiento español con elementos del gótico del siglo XV —particularmente las bóvedas de crucería estrelladas con profusión de nervios y claves— y la influencia en su obra de las formas itálicas —grutescos en paneles, antepechos o pilastras, toda suerte de medallones, balaustradas, cresterías y candeleros— se atribuyó a una posible estancia del maestro en Italia, entre los años 1505 y 1522.
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