La España de Felipe II
Introducción Cuando Carlos V en 1556, cansado y enfermo, decide retirarse al monasterio de Yuste, en Extremadura, repartió sus dominios entre su hermano Fernando y su hijo Felipe. Al hermano le correspondió el imperio alemán, herencia de los Habsburgo; a Felipe, los Países Bajos, España, el Franco Condado, Milán, Ñapóles y las inmensas posesiones coloniales. Dos años después, en Bruselas, 3.000 monjes con antorchas en la mano y salmodiando letanías precedían el féretro del emperador. Felipe II se quedaba solo para continuar la batalla en favor de la religión católica, atacada por todas partes. Esta será la preocupación mayor en toda su vida.
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