Pregón
Características generales A tenor de ello, el pregón se incluye en el grupo de las tonás, situándose por tanto en la primera época del cante (ss. XVII-XIX). Al ser éste un periodo oscuro del arte flamenco por el especial cuidado de sus protagonistas en que nada trascendiera más allá de los reducidos círculos familiares, pocas informaciones sobre estos cantes de índole religiosa han traspasado el filtro del tiempo. Ya en 1881, Antonio Machado y Álvarez, pionero de la flamencología más conocido por el seudónimo de Demófilo, apuntaba, al referirse a las tonás en general, que eran cantes viejos casi caídos en desuso. Continuadas investigaciones han arrojado una cierta luz sobre estas épocas tan herméticas, descifrando numerosas variantes de toná —como la liviana, la del Cristo, la de los pajaritos, la grande, la del cautivo o la del cerrojo, por citar unas pocas—, y a ese amplio abanico, el escritor y folclorista andaluz José Manuel Caballero Bonald suma los pregones flamencos, aludiendo a los mismos como tonás que se cantaban durante la madrugada del Jueves Santo en la localidad sevillana de La Puebla de Cazalla. Así mismo, el novelista cita cuatro tipos de pregón: el de Judas, el del Ángel, el del huerto y el de Pilatos. Si bien estos cantes bien podrían ser sólo derivaciones peculiares de orden localista, y no gitanas, de otras tonás al uso, sí que debieron, no obstante, ejercer una gran influencia en las tonás gitanas.
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