Superintendente
Historia Tras la Guerra de Sucesión (1701-1714), una de las primeras cuestiones de las que se ocupó el monarca fue la reforma y la centralización de la economía estatal, lo cual provocó una reestructuración del departamento del Consejo de Hacienda, siendo uno de los cambios más importantes la creación del cargo de superintendente. Esta figura mediadora nació inicialmente para estrechar los lazos entre la Hacienda y la Corona, por lo que asumió como misión fundamental informar al monarca de las actuaciones del departamento y asesorarlo sobre su conveniencia. En la práctica, el superintendente adquirió rápidamente más poder de decisión que un simple asesor, circunstancia que fue creando desavenencias entre el cargo y la Secretaría de Hacienda, que ya tenía al frente un veedor general que dirigía el ministerio. El conflicto se dirimió finalmente durante el reinado de Carlos III (1759-1788), el cual dictó una resolución definitiva en 1787 que otorgaba al superintendente pleno poder sobre la Secretaría de Hacienda, con lo que el puesto se consolidó y llegó a tener el rango de ministro. Posteriormente, además de la gestión económica del Estado, un R. D. de 1816 le concedió el poder de dirigir y administrar las tierras, las explotaciones y las manufacturas que eran propiedad directa de la familia real. El cargo fue definitivamente suprimido en 1848, tras la profunda reestructuración administrativa de la Hacienda española.
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