Células madre
Aspectos generales Cultivo de celulas madre Las células madre, también llamadas germinales, troncales o estaminales, son un tipo especial de células capaces de multiplicarse indefinidamente y de dar lugar a distintos tipos de células especializadas, como las de la sangre, huesos, músculos o cualquier tipo de tejido. Son de dos tipos: las células madre adultas, que se encuentran en el organismo humano (principalmente en la médula ósea, el cordón umbilical y la placenta) y pueden dar lugar a otro tipo de células, sobre todo sanguíneas, musculares y nerviosas, aunque su posibilidad de reprogramación es limitada; y las células madre embrionarias, presentes sólo en los embriones, pero con muchas más posibilidades de diferenciación. Por otra parte, según su potencial de diferenciación las células madre se clasifican en: totipotenciales, pluripotenciales y multipotenciales. Las totipotenciales son aquellas que se encuentran en las primeras fases del desarrollo de un embrión y pueden dar lugar a un organismo completo, aunque su manipulación presenta muchas dificultades técnicas; las pluripotenciales, aparecen en el "blastocisto", cúmulo formado por unas 140 células que se forma cinco días después de la fecundación y que permite el desarrollo primario del embrión, y son capaces de convertirse en la mayoría de los tejidos, pero no pueden generar un organismo completo; y las multipotenciales solo dan lugar a un tipo o familia de células, como es el caso, por ejemplo, de las células madre hematopoyéticas que se transforman en todas las células sanguíneas, tanto glóbulos rojos como plaquetas o glóbulos blancos. Las células madre embrionarias, y en concreto, las pluripotenciales, son muy versátiles -pueden convertirse en los mas de 200 tejidos del cuerpo humano- y pueden crecer en cultivos de forma casi ilimitada, mientras que las células adultas no son tan abundantes ni se reproducen con tanta facilidad y su capacidad de diferenciación en otras células es limitada. Sin embargo, la experimentación con células madre embrionarias plantea problemas éticos que no se dan con las adultas, debido a que al extraerlas del embrión, éste muere al no poder seguir desarrollándose. Los detractores de esta técnica consideran que un embrión es potencialmente una persona, independientemente de su estado de desarrollo, mientras que los partidarios alegan que los experimentos se efectúan antes de que el embrión desarrolle ningún sistema nervioso y no puede ser definido como ser humano. Los embriones para investigar con células madre pueden proceder de los bancos de embriones congelados sobrantes de las clínicas de reproducción asistida o de embriones clonados exclusivamente con fines médicos. Esta última técnica, denominada clonación terapéutica o transferencia nuclear, ofrece como gran ventaja el evitar problemas de rechazo en los tratamientos, aunque también provoca muchas mas reservas éticas. A diferencia de la clonación reproductiva, el objetivo de la terapeutica no es conseguir el nacimiento de un bebé clonado, sino extraer células madre del embrión clonado para investigar nuevos tratamientos contra enfermedades graves. La obtención de células madre a partir de embriones clonados por transferencia nuclear tiene dos fases, una de clonación y otra terapeútica. En la primera, el objetivo es obtener un embrión clonado con el mismo código genético que el paciente enfermo, para lo cual se inserta el núcleo de la célula del individuo (contiene su ADN) en el óvulo donado por una mujer, al que previamente se le ha extraído el núcleo. Luego, mediante un proceso químico se estimula el desarrollo del óvulo reconstruido hasta que se obtiene un embrión clonado. En la segunda fase se deja crecer el embrión hasta el estado de blastocisto, que se forma al quinto día y puede llegar a contener 200 células. Los investigadores aíslan las células madre de los blastocistos y las cultivan en el laboratorio con la finalidad de diferenciarlas y obtener células especializadas que desarrollen tejidos sanos que puedan ser trasplantados al paciente para propiciar su regeneración. En noviembre de 2007 dos equipos científicos, uno de la Universidad de Kioto (Japón), dirigido por Shinya Yamanaka, y otro de la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos de América), liderado por James Thompson, consiguieron reprogramar células humanas de la piel para convertirlas en unidades biológicas con las mismas propiedades de las células madre embrionarias, lo que ha abierto un nuevo y prometedor camino para conseguir células diferenciables sin despertar recelos éticos. La investigación con células madre adultas y embrionarias es la esperanza de numerosas personas con patologías tan diversas como el parkinson, el alzheimer, la diabetes o las cardiopatías.
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