... pescador en ese instante, una antigua relación de su familia, atinó a reconocerlo:-¡Che, tachero , ¿cómo estás, cómo te va? ¡Pucha que has pelechau, hombre, que andás paquete Y como afectando ...
... oyó, repercutió seguido de otros atroces, desgarradores al abrirla. -¿Sta inferma vos? -hizo el tachero avanzando hacia la única cama de la pieza, donde una mujer gemía arqueada de dolor: -¡Madonna ...
... habituados a manosearlo, a no ver sino a un pobre diablo, a un infeliz en él, al hijo del gringo tachero?-No -llegó a exclamar un día en un desesperado arranque de bestia acorralada.El los había ...
(Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1947). Escritor. Autor de los libros de poemas Tachero (1974) y Proceso de adivinaciones( 1981) y del ensayo Cuatro ejemplos para una nueva sociedad canaria (1985).
... terrenos basálticos con acantilados abruptos que se interrumpen en las pequeñas playas de Benijo y Tachero y prosiguen hasta la punta Hidalgo y Bajamar, donde se localizan importantes urbanizaciones ...
... s perros sin dueño que merodean de puerta en puerta en las basuras de las casas, llegó el tachero a redondear una corta cantidad. Iba a poder con ella realizar el sueño que de tiempo atrás acariciaba ...
En la sangre - Capítulo VIIde Eugenio Cambaceres Fue de un arreglo sencillo la sucesión del tachero; dejaba en perfecta regla sus asuntos, no había "fiados", no había deudas; trescientos noventa mil ...
... en la mano izquierda, la derecha en la solapa del paletó, alcanzábase a distinguir el retrato del tachero; una fotografía amarillenta, metida en un nicho, detrás de un vidrio. Era un recuerdo piadoso ...
... a honra ser recibidos por él, en su casa, en casa del tipete de marras, del tipo del gringo tachero ... Sí, indudablemente, no dejaba de ser halagüeña la cosa, tentadora, de hacerle el negocio ...
... de imprenta él, su nombre, su oscuro, su desconocido nombre, el nombre del "hijo del gringo tachero" aparecería en las columnas de la prensa, circularía de mano en mano, rodeado como de una aureola ...
... , se había de saber obligar él a quedarse y a aguantar, exclamaba: "¡mandria, collón, gringo tachero " se llamaba en el rabioso desdén que de sí propio la conciencia de su flaqueza le inspirara ...
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